Los momentos de juegos y experiencias en familia siempre han sido unos de los mejores recuerdos que les dejemos a nuestros hijos de su infancia. Los juegos de siempre son un puente transgeneracional perfecto para unirnos, reunirnos y divertirnos.
Los juegos tradicionales como el parchís, la oca y el bingo han existido desde tiempos inmemorables. No obstante, a lo largo de la historia han ido adaptándose a las novedades, sobre todo tecnológicas, y han conseguido reinventarse en cada una de las épocas.
Buena prueba de ello es el bingo: un juego presente ya en la memoria de nuestros abuelos, pero al que pocos imaginaban hace tan solo un par de décadas en la pantalla de un ordenador. El bingo online es, de hecho, un claro ejemplo de dicha evolución tecnológica.
Aunque los datos de los que disponemos hoy en día sobre el origen de este juego no pueden confirmarse al 100% los investigadores sitúan con frecuencia la época romana como la cuna del bingo. Se cree que ya los antiguos romanos disfrutaban de este juego que, en aquella época, presentaba algunas diferencias con respecto al bingo tal y como lo conocemos hoy en día. Las figuras y los símbolos sustituían a los actuales números.
Habría que esperar unos cuantos siglos, en concreto al siglo XVI, para que el bingo adquiriese un aspecto mucho más similar al actual. Sería en Italia y estaría bautizado como Giocco del Lotto d’Italia. Si en un inicio era un juego propio de la clase alta y la alta burguesía, pronto comenzó a extenderse por el resto de Europa y poco a poco fue democraticzándose hasta llegar a una mayor parte de la sociedad.
Otro claro ejemplo de esta digitalización es el parchís. Para los más curiosos, el “pachisi” es un juego originario de la India creado en el siglo XVI. El parchís es una variación de este juego, como lo son el parcheesi, el ludo o el parqués. Actualmente, el parchís en línea se ha convertido en una tendencia, principalmente porque permite jugar con varios amigos o familiares sin necesidad de sentarte delante de un tablero.